El modelo de pensamiento racional y científico como soporte casi exclusivo de la lectura e interpretación del hombre y la existencia es algo muy reciente en la historia de la humanidad. En concreto desde la Ilustración y el posterior desarrollo industrial y científico de finales del siglo XVIII , y su continuación en el XIX y XX. Es decir, un muy corto espacio de tiempo respecto a nuestra crónica como civilización.
Dicho modelo de pensamiento racionalista llegó a la conclusión de que la ciencia era capaz de explicar y dar respuesta a las grandes preguntas existenciales y esta, más o menos, es la posición aceptada en la actualidad por amplios sectores de la sociedad y, sobre todo, por la cultura.
El resultado es el de una única respuesta reduccionista y simplificadora: el hombre es exclusivamente materia, parte de la materia y va a la materia. En cuanto a los acontecimientos de la vida, estos se producen debidos a una sucesión de hechos y leyes naturales o como resultado del azar, entendido éste bien como caos aleatorio o bien como efecto de leyes impredecibles. No hay más.
Y a partir de este axioma ha quedado constituido el escenario social y cultural en el que se desenvuelve el hombre contemporáneo.
Obviamente dicha perspectiva es vitalmente demoledora para muchas personas, pues el significado de la vida queda reducido a un mero azar bioquímico ocurrido millones de años atrás. Y la existencia queda por tanto reducida también a una suerte de lotería en la que según con lo que le toque a cada cual, podrá estar más o menos satisfecho. Desde el premio mayor de nacer como varón de raza blanca en la burguesía del primer mundo y sin taras físicas, hasta la pedrea del hambre y la miseria con la calamidad añadida de nacer mujer en según qué sociedades.
De este modo, frecuentemente muchas personas optan- me refiero naturalmente en las sociedades del primer mundo, los de la “pedrea” bastante tienen con intentar comer diariamente- consciente o inconscientemente, por buscar contenido a sus existencias apelando a la acumulación de experiencias que lo hagan sentirse vivo utilizando, sobre todo, la mecánica de la excitación. Sin embargo, muchas veces el resultado es la frustración pues, la dinámica de la excitación se convierte en una espiral sin salida y la experiencia por la experiencia, sobre todo cuando se buscan cada vez más experiencias límite, suele producir pronto un vacío que hay que llenar de nuevo, pues la satisfacción que se logra cada vez dura menos y es menos intensa. Es bien cierto que a muchas personas esta dinámica de excitación+experiencias les es suficiente(viajes exóticos, sexo diverso y frecuente, intensas relaciones sociales, desinhibidores como el alcohol, búsqueda de paraísos en drogas, fuerte consumo, deportes de riesgo o de alta velocidad, etc) o al menos les es suficiente hasta una determinada edad; otros se conforman con el discurrir cotidiano de sus vidas evitando grandes alteraciones que pongan en cuestión los pilares de su seguridad y creencias.
En cambio, para otras, sencillamente la suma excitación+experiencias, no logra dar significado a sus vidas y la rutina de lo cotidiano no les es suficiente.
Para este tipo de personas está dirigido este blog.
Hasta la próxima.