Curiosamente no es nada difícil encontrarnos con Isis casi en cualquier lugar de buena parte de Europa. Según hoy sabemos el culto a María se difundió en Europa durante la Edad Media gracias a la labor de las órdenes monásticas o mónaco-militares que batallaron en las Cruzadas o que sembraron el continente de monasterios, especialmente templarios y bernardos. En esa misma época se inició la construcción de las hermosas y evocadoras catedrales, todas ellas bajo la advocación de la Virgen María, y se tallaron bellas imágenes que han llegado hasta nosotros, algunas con el nombre de Vírgenes Negras debido al color de la tez, y otras de color normal, pero todas ellas sedentes, con el niño Jesús habitualmente sentado en sus rodillas- bien de frente o sobre su lado izquierdo- y portando algún tipo de símbolo en su mano derecha.
Tampoco hoy a nadie medianamente advertido- desde un experto en arte hasta un mero curioso- se le escapa la enorme similitud entre una Isis con su hijo Horus en el regazo y una talla medieval-especialmente románica- de la Virgen. Y es por tanto a través de estas imágenes como Isis está aun presente en muchas iglesias católicas y es venerada fervientemente por los devotos.
En realidad se trata de la continuidad de un mismo símbolo e idéntico significado, y lógicamente en esta continuidad simbólica también la Virgen María representa el cuerpo orgánico capaz de “dar a luz a la luz”. Y por cierto, es desde esta perspectiva orgánica como es posible abordar las claves con las que se construyó tanto el románico como el gótico.
Pero hemos de volver a Isis- en otra ocasión trataremos los misterios cristianos y medievales- y observar que son otras diosas las que muestran funciones sagradas de Isis y una de las más importantes es su hermana Nephtis sobre la que trataremos más adelante.
Muchas gracias, Sebastián, por compartir.
Quisiera comentar que tal vez existe una errata: donde pone virgen «sedante», tal vez sea «sedente».
Muchas gracias y un abrazo,
Roberto
Me gustaMe gusta