Virtudes (II)

HONRADEZ
Permite comprender y vivir la vida desde la perspectiva de que jamás se puede perseguir conscientemente un beneficio propio que signifique detrimento, perjuicio o daño de nadie. El discernimiento, la responsabilidad y el respeto son sus compañeros.

HUMILDAD
Virtud por la cual se puede alcanzar el anonimato a partir de un proceso de dilución en la vida e identificación con la totalidad. Se acompaña habitualmente con el servicio y se identifica con la ausencia de importancia personal. Se alcanza sustrayendo lentamente al ego su protagonismo.

LIBERTAD
Siendo la libertad uno de los más altos logros, ésta sólo puede enfrentarse desde la perspectiva de la aspiración más sincera. A partir de este punto, sus códigos de acceso están marcados por la eliminación de la importancia personal, el desapego y la certeza de la impermanencia de todo lo existente. En lo que se refiere a los aspectos más inmediatos, las creencias representan para el ser humano las primeras y más fuertes cadenas, siendo precisamente las de  índole espiritual las más poderosas; por eso, solo se puede acceder a la libertad desde la más absoluta sinceridad con uno mismo.

PACIENCIA
Es la virtud de valorar y comprender el factor corrector del tiempo y su capacidad de actuar de un modo preciso y eficaz sobre las personas y las situaciones. Se alcanza a través de una observación desapasionada de los propios convencimientos y creencias sobre el cómo y el cuándo deben ocurrir las cosas. Está íntimamente relacionada con el respeto. Permite empezar a conocer las señales del momento exacto para cada acción y logra que ésta sea altamente eficaz.

PERDÓN
Gracias a él, una persona es capaz de acometer el proceso de curarse una herida infligida bien por el curso de la vida, bien por otra persona o bien por uno mismo, tanto si está herida fue real, es decir, producto de los desconocidos mecanismos de la vida, o imaginaria, fruto de cualquiera de las numerosas carencias, fantasías y debilidades del ego. El perdón está fuertemente vinculado a la libertad ya que la culpa, el odio y la ofuscación son verdaderas prisiones.

RESPETO
Se trata de la virtud de comprender que toda vía de acceso a lo que es noble y puro, requiere un estado interior que debe emular a aquello a lo que aspira. Sirve asimismo para alcanzar la comprensión de la unión indisoluble entre ética y estética y que, en definitiva, nuestra capacidad de juicio está limitada por nuestra capacidad de comprensión y que, al final, “solo Dios es el que sabe”.

RESPONSABILIDAD
Se trata de la toma de conciencia respecto a asumir, sin méritos ni culpas, el resultado de nuestras acciones sin involucrar en ellas a los demás. Igualmente se refiere al hecho de comprender que cualquier palabra vertida o acción ejecutada cargadas de ignorancia, miedo, deseo o aversión, implican una reacción de la que somos asimismo responsables. Es una de las vías principales de acceso a la libertad.

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