Algunas palabras sobre el esoterismo y la enseñanza

El término esoterismo proviene de la palabra griega esóteros que significa reservado, recóndito.
Este concepto nos viene de la escuela de Pitágoras que, como sabemos, estuvo aprendiendo en Egipto durante más de veinte años. En la escuela pitagórica había una enseñanza general abierta a todos llamada exoteros, es decir, exterior, pero también había la posibilidad de solicitar el acceso a la enseñanza esotérica que tenía varias características entre ellas la de ser exclusivamente oral y sobre la que se exigía al postulante el mantenerla en secreto ante cualquiera que no compartiera esa enseñanza.
Si algo sabemos de Egipto es que la enseñanza nunca puede ser intelectual ya que por tanto no sería “eterna” ya que el intelecto pertenece al mundo, solo accede al mundo y queda en el mundo. Toda verdadera enseñanza lo que provoca es el “recuerdo”, es decir, se reconoce. Cuando una persona “recibe información” en realidad su mente compara esa información con la que ya posee y simplemente decide o desecharla por considerarla menos valiosa que la que ya posee o incorporarla a su bagaje de información incrementando así su erudición. Cuando hay un verdadero discípulo que sabe aprender, escucha la enseñanza y esta resuena y despierta su recuerdo de lo real que ya habita en él pero sin despertar. De ahí el dicho de que cuando el discípulo está preparado aparece el maestro. Significa que es entonces cuando es capaz de reconocer la enseñanza.
Una enseñanza falsa nunca resonará, posiblemente será capaz de excitar el intelecto, o generar expectativas o fantasías, o provocar curiosidad o emociones o aportar argumentos que verifiquen lo que ya se cree saber, etc. Pero una enseñanza verdadera tiene la potencialidad de resonar y para eso necesita en quién resonar, es decir, alguien preparado para hacerlo. Y ese es el verdadero momento del discípulo. Si no es su momento, esa enseñanza será simplemente comparada en su mente y archivada como otra opción más o desechada si no se adapta o entra en conflicto con lo que cree saber, si lo está, esa enseñanza despertará su “recuerdo”, que no su mente, y entonces empezará su camino.
Por último añadir que el camino es experimental. No es elucubrativo, ni mental, ni simbólico. Es viviente. Si es solo mental, intelectual o parte de la fantasía, no ofrece crecimiento, no da fruto. Si es viviente, si es real, el crecimiento estará presente aunque naturalmente necesitará la “nutrición”.

El verdadero esóteros podríamos resumirlo así:

  • Esta enseñanza es solicitada. Requiere el “llamar a la puerta”.
  • Solo se transmite de modo verbal o mediante ciertos códigos tan sencillos a veces que el intelecto no los valora.
  • Requiere discreción y compromiso de no divulgarla a los que no comparten la enseñanza.
  • No funciona por acumulación de información sino por el “recuerdo” que despierta la resonancia de la enseñanza verdadera. Como dicen los sufís: “Es como si te encontraras a tu padre después de veinte años sin verlo; lo reconoces.”
  • No esta vinculado a lo mental, es una experiencia viviente que produce crecimiento.
  • Y, por último, este crecimiento precisa de “nutrición”.

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