Preguntas y respuestas (I)

En este nuevo inicio del blog y, en el deseo de una continuidad en los contenidos, comenzamos con una serie de preguntas que me realizaron entre los diversos seminarios y encuentros con alumnos y amigos.

¿Es cierto que existe una forma de conocimiento superior?

Absolutamente sí. El conocimiento convencional que proviene del intelecto nos sirve para descifrar el mundo que se percibe a través de los sentidos y sobre todo para tomar decisiones vinculadas a la supervivencia. Con el intelecto tomamos las decisiones que constantemente se nos presentan en la vida. Es por tanto muy útil, imprescindible de hecho, pero es limitado, no puede ir más allá. Por eso la mente entendida como intelecto no trasciende, pertenece al mundo, nace en el mundo y muere en el mundo. El conocimiento superior es trascendente y está vinculado a la inteligencia y a lo eterno. Es otra cosa. Pero es muy importante entender que la mente no trasciende.

¿Qué entiende por inteligencia?

La inteligencia es la que permite la realización eficiente de una función con la mayor eficacia y menos costo de energía posible. Un manzano es profundamente inteligente al igual que un hígado, por ejemplo. Ambos cumplen una función, su función, del mejor modo posible, es decir, sin pretender realizar ninguna otra que no les corresponde por diseño. Obviamente la función de un hígado es una función superior en el conjunto de lo orgánico, de hecho un hígado cumple distintas funciones aunque vinculadas entre sí. Todo viviente es portador de una o varias inteligencias que emanan de la que podríamos llamar la Inteligencia Pura. Un manzano cumple varias funciones, como vegetal cumple la que le pertenece a su reino, pero en su individualidad como especie produce manzanas. Nosotros como animales mamíferos de sangre caliente y respiración pulmonar cumplimos una función, como especie humana otra, pero además somos seres que hemos de cumplir nuestra individualidad única dentro de nuestra especie y eso pasa por conocerse a sí mismo y luego por conocer la función. Por eso cada ser humano es una pieza única e irrepetible.

No es fácil conocerse a sí mismo…

No, no es fácil, sobre todo si se usan métodos inapropiados para ello y si se confunde el objeto de conocimiento.

No entiendo bien a qué se refiere.

Me refiero al hecho de que muchas personas cuando hablan de conocerse a sí mismos, hablan de conocer su personalidad lo cual carece de significado. La personalidad es el intermediario fruto de la interacción del Ser Real con la Vida en el marco de lo orgánico lo cual modifica todo empezando por la correcta percepción. El ser humano carece de origen de percepción correcta, es decir, no ve el mundo tal como el mundo es, si no tal como es él. Su propia personalidad, el ego, las creencias, prejuicios, etc, actúan como un filtro distorsionador que vela la percepción correcta. La personalidad es hija de la mente y resulta una necesidad para vivir en el mundo. La personalidad o ego, es un producto y, al igual que la mente, tampoco trasciende. Desde luego es bueno tener una mente sana y eficaz y una personalidad útil que, al menos, no te haga mucho daño a ti mismo, pero dicho esto, ¿para qué sirve conocer a fondo tu personalidad en cuanto a lo eterno se refiere ? Y ¿cómo vas a conocer esa personalidad?, ¿a través de la propia personalidad?, ¿a través de la mente? Procurando simplemente que esa personalidad no se convierta en un enemigo para uno mismo es suficiente. El clásico dicho de conócete a ti mismo se refiere a lo Real, se refiere al recuerdo de lo que en verdad eres, se refiere a ese conocimiento, el único que merece la pena.

Acaba de comentar que la propia personalidad puede hacer daño a uno mismo.

Sí, y este es un serio problema para muchas personas. El ser humano a veces se transforma en un especialista en hacerse daño.

¿Se puede hacer algo al respecto?

Desde luego. Lo más sencillo es no darse mucha importancia a uno mismo. Y, sobre todo, no dar demasiada importancia a las propias creencias. Dado que una creencia es solo una antesala del conocimiento, estas deben ser siempre provisionales. Hay que entender que somos hijos de nuestra cultura, de nuestro tiempo, esto condiciona nuestras creencias. Pero hay que entender también otra cosa, me estoy refiriendo a personas que tienen la necesidad de Dios, una persona que tiene esa necesidad rápidamente comprende que su personalidad no es más que un instrumento valioso que no puede convertir en un problema. Lo mismo pasa con el cuerpo, no puedes convertir tu cuerpo en un problema, tu cuerpo no lo puedes convertir en tu enemigo. Tu personalidad debe ser tu amiga así como se debe ser amigo del cuerpo. Otra cosa es que corrijas los defectos. Si te pones tan gordo que enfermas es obvio que debes corregirlo, si uno es tan iracundo que llega a lo estúpido debe también corregirlo pues es una conducta tan dañina como estar gordo hasta perder la salud. Se trata de ver las causas, si estás gordo será porque comes demasiado o tienes problemas metabólicos, vas al médico y corriges; si eres iracundo es porque eres miedoso, débil de carácter, etc… y entonces puedes ir al psicólogo a corregir. Desde luego que se puede hacer mucho para no dañarse a uno mismo.
Para el trabajo espiritual correcto es muy importante estar medianamente bien consigo mismo. No es necesario ser un súperman, pero ayuda tener una personalidad que se maneje con cierta solvencia en el mundo y un cuerpo útil para albergar la vida de modo suficiente. Nadie tiene una personalidad perfecta ni un cuerpo perfecto. Lo contrario sería ir contra las leyes de este mundo. Lo perfecto no existe ya que todo está en constante cambio.

Sin embargo todo va encaminado aparentemente a un mejoramiento de la personalidad, la autoayuda, la meditación…

Así es y es bueno, pero insisto, eso no se puede confundir con la espiritualidad, al igual que la gimnasia te pone en forma física pero no incide en el carácter o lo hace mínimamente. Cada cosa tiene su ámbito. La gimnasia, el ejercicio es bueno en el ámbito de lo físico, las terapias psicológicas, autoayuda, meditación, son buenas en el ámbito psicológico y de la personalidad, etcétera, pero no van mucho más allá de ese ámbito.
Pero le diré algo muy importante. El punto de partida de todo para empezar a conocerse uno mismo es darse cuenta profundamente de que el ser humano es, en esencia, reactivo. Esto me lo enseñó mi maestro y esta sencilla afirmación y su consecuente observación de la realidad de la conducta humana te ofrece una perspectiva enormemente valiosa. El ser humano está diseñado para reaccionar, esa realidad profunda explica muchas, muchas cosas respecto a uno mismo y los demás.
Si yo ahora empiezo a insultarlo, usted reaccionará, si empiezo a halagarlo reaccionará, si entra un tigre en la habitación, reaccionará, si le llaman para decirle que le tocado una fortuna en la lotería, reaccionará, si en cambio le dicen que su novia lo ha dejado por otro, reaccionará, podemos seguir hasta donde quiera…

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