SOBRE LA CUADRUPLICIDAD DE LA LUZ
Los egipcios nos dejaron la referencia de la estructura cuádruple de la luz en los cuatro hijos de Horus, entendiendo Horus como la luz en su conjunto.
Esa cuadruplicidad está presente en las cuatro funciones de la luz:
.Función comunicativa
.Función nutridora
.Función purificadora
.Función protectora
.La función comunicativa es aquella en la que la luz sirve como elemento comunicativo privilegiado entre el campo de la inteligencia y el de la forma.
Es un sistema de conducción que sirve para que todo lo que ocurre en el ámbito de lo real, en lo que se refiere principalmente a inteligencia, propósito y función, llegue de modo adecuado a la forma. Sin esa comunicación y transferencia de información entre la Vida en esencia (lo Real) y la Vida en la existencia como forma coagulada (lo orgánico), la vida como la conocemos no sería posible.
Esta función se expresó en el ámbito de las religiones del libro en el arcángel Gabriel, o Poder de Dios. En el organismo está asociada a los pulmones y es una luz propia del norte.
.La función nutridora. El ser humano, de modo muy concreto, necesita nutrirse de luz para vivir y para “crecer”. Esa luz es absorbida primero, digerida después y metabolizada al fin. Solo entonces nutre todos los demás planos del ser humano. Se asocia al arcángel Rafael, o Dios sana. Está vinculada al estómago y es la luz propia del este.
.La luz tiene una gran función purificadora ya que “quema” muchos elementos residuales producidos por la propia “actividad de vivir”. Asimismo ese fuego, esta luz tiene que ver con el fuego, genera energía.
Se asocia a Uriel, o Luz de Dios. Está vinculada al intestino y es la luz propia del oeste.
.La última es la función protectora vinculada a la anterior función. Es la luz que “lucha” contra lo oscuro y establece “fronteras protectoras” respecto a elementos no necesarios o nocivos para la experiencia humana. Se asocia al arcángel Mikael (Miguel), o Semejante a Dios. Esta vinculada al hígado y es la luz propia del sur.
Hay que destacar que el determinativo EL, señala que una inteligencia divina se encuentra con una forma. Esa forma ha sido siempre mostrada con un ángulo recto, la L. Los egipcios lo llamaron Thot, el señor del ángulo recto. En Egipto, los lugares que ayudan a comprender esto son el templo de Abydos, el único con forma de L, y el templo de Horus, o de la luz, en Edfú. En cuanto a los nombres, es destacable que en el nombre de Rafael es patente la presencia de Ra (nuestra nutrición lumínica viene del sol), en Uriel vemos la presencia de Ur, literalmente “luz” y el antiguo nombre de Horus, en Gabriel se esconde Geb, el padre de Ra, y en Mikael encontramos la palabra egipcia “ka”.