UNAS PALABRAS SOBRE LA REENCARNACIÓN
Independientemente del distinto relato metafísico al cual cada persona haya optado respecto a la idea de reencarnación, bien sea la explicación budista, la hinduista, la metempsicosis, la transmigración de las almas u otras similares, lo cierto es que en lo referido a lo Real, dado que el “yo” es ilusorio, solo mientras esa ilusión permanece, “existe” la reencarnación, también por tanto ilusoria en lo referido a lo que ES y a lo Real. Por eso los Grandes Maestros y las verdaderas escuelas iniciáticas han dejado de lado el tema de la reencarnación para que lo ilusorio no reciba más sustento y que haya mayor presencia en el aquí y el ahora en esta oportunidad de Vida.
En cuanto a su recuerdo, Dios ha concedido al hombre el privilegio de “olvidar” un pasado que no proporciona ya ningún fruto real favoreciendo la oportunidad de vivir el presente de un modo más pleno e intenso. Ya si la Vida presente, vivida desde la ilusión del yo, tiende a ser entendida e interpretada bajo la visión ilusoria, ese pasado, que ya ni siquiera forma parte de esta ilusión inmediata, representa solo un marco ilusorio añadido, tan inútil como irrelevante, y del que, por tanto, es más difícil escapar. El mero intento de explicar esta ilusión del presente, que es ahora Viviente, por medio de otras ilusiones pasadas solo genera un incremento en la intensidad ilusoria y la confusión solo aumentará.
La inmersión en maya genera en el ser humano la ilusión del “yo” que considera permanente ante el miedo a la pérdida de identidad o a una extinción. El “yo” ilusorio, carente de libertad pues está sometido al deseo y al miedo, queda pues encadenado al samsara o rueda de existencias.
Ese “yo” se identifica con el cuerpo, con las emociones, con la mente, sus estados y contenidos y, por tanto, con su biografía. Todo ello robustece a ese “yo” alimentando la ilusión. Cuanto más alimentada está esta biografía, más intensa será su impresión en el maya. Desde este plano, es cierto que la reencarnación está presente y operativa en el marco del ciclo muerte-nacimiento, sin embargo, dado que tenemos aquí ya, haciéndolo vivo, el fruto de ese pasado, ¿qué utilidad tiene incidir en ello? A la hora de recordar, el recuerdo de Dios basta. Dada la unidireccionalidad del Trabajo en Dios, cualquier otro recuerdo representa un obstáculo.
Gracias. Tu artículo me ofrece una razón para comprender porqué tantas formas de sabiduría ancestral obvian en cierto modo el hecho de la Reencarnación.
Y sí, me adhiero a tu hipótesis. Tiene absolutamente sentido. Igual que lo tiene a la hora de recapitular acciones pasadas sometiéndolas a análisis o debate.
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