Demasiados en la cama

Un pasado muy pesado

 

Una viuda se casó con un hombre también viudo. Al irse a dormir el hombre no paraba de hablar nunca de su esposa fallecida. Una noche, harta ya la mujer, lo empuja de la cama cansada de escucharlo. A la mañana siguiente él protesta: “Anoche me tiraste de la cama”; sin embargo la mujer contesta: “ Nuestra cama es pequeña y en ella no cabemos tu difunta esposa, mi difunto marido, tú y yo, los cuatro no cabemos en la misma cama, así que te caíste tú solo por falta de espacio”.

 

Cuando el pasado se acumula no deja sitio al presente y menos al futuro. Llenamos la mente y el corazón de recuerdos del pasado y, si además ese pasado queda idealizado, podemos enfrentarnos a un problema pues el presente siempre quedará en desventaja ante ese pasado y, en cuanto al futuro, será abordado desde el temor de que no se parezca a ese pasado idealizado. Además, esos recuerdos muchas veces representan un peso que se hace insoportable para avanzar en la vida y contamina cada nueva experiencia.  Al igual que en la cama de los viudos del cuento, a menudo acumulamos cosas o ideas inútiles o innecesarias para nuestra realidad presente. Un recuerdo puede ser una bendición o una carga inasumible y, como el hombre del cuento, no debemos poner esa carga también en los demás: no es justo.

 

 

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