SANTA TERESA Y LA ORACIÓN
Sin ninguna duda santa Teresa de Jesús representa una de las cimas de la espiritualidad no solo cristiana, sino también universal. En estos tiempos de tribulaciones y confusión, pero también de retiro y de disposición de tiempo, la práctica de la plegaria se convierte en una oportunidad de trabajo interior íntimo y eficaz. A Teresa de Jesús se la llamó “la Maestra de la Oración”.
Traigo aquí un texto respecto al Padre Nuestro y a santa Teresa de Manuel Diego Sánchez extraído de su estudio El Padre Nuestro Teresiano en la tradición Patrística: “ … Teresa admite un mensaje misterioso, escondido, lleno de sentidos que, a primera vista, no aparecen como si Dios hubiera querido encerrar y, al mismo tiempo, esconder en tan pocas palabras su plan de salvación. Es como una oferta total, absoluta, pero formulada en manera esencial, escondida y misteriosa, ¿por qué ha obrado así en el Padre Nuestro?”.
La santa de Ávila profundizó mucho en la fuerza espiritual de la oración y en especial en la del Padre Nuestro.
La oración la entiende como un acto de gran potencia, suave e intensa a la vez, que permite alcanzar la experiencia mística y que detalló en sus respectivas etapas.
La oración solo tiene una intención: la unión con Dios.
Sus superiores y hermanas la pidieron escribir un libro sobre la oración. Ese libro es Las Moradas o castillo interior porque según sus palabras: “… considerar nuestra alma como un castillo todo de diamante o de cristal claro en donde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas y en el centro y mitad de todas está la principal donde pasan cosas secretas entre Dios y el alma; la puerta para entrar en el castillo es la oración…”
Los siete grados de oración de santa Teresa que corresponden a las siete moradas o estancias que el alma ha de recorrer y que describe en Las Moradas son, según el resumen más extendido:
- En la primera etapa el alma se aleja del mundanal ruido
- En la segunda el alma se abstiene de faltas graves
- En la tercera el alma siente piedad, temor y amor a Dios
- En la cuarta, en el alma se despiertan los sentidos espirituales. Aparece el recogimiento infuso
- En la quinta el alma gusta de la oración de unión
- En la sexta aparece la unión extática
- En la séptima, la oración y unión son ya continuas y permanentes
Respecto a los efectos, nos dice la propia santa en su libro Fundaciones: “… En lo que está la suma perfección, claro está que no es en regalos interiores, ni en grandes arrobamientos, ni visiones ni en espíritu de profecía, sino en estar nuestra voluntad tan conforme con la de Dios…”
Dice santa Teresa definiendo la oración en El Libro de la Vida: “…Es tratando a solas con Quien sabemos que nos ama.”
Por fin, la santa advierte en Las Moradas: “…poco me aprovecha estarme muy recogida a solas haciendo actos con nuestro Señor, prometiendo y proponiendo de hacer maravillas por su servicio, si en saliendo de allí, que se ofrece la ocasión, lo hago todo al revés.”
Gracias Sebastián.
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Gracias Sebastián!
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