JUEVES SANTO

JUEVES SANTO

Es tal vez el día de mayor complejidad a la hora de hacer una valoración de los significados de sus episodios en lo que se refiere a su cualidad de reflejar un proceso interno en el plano espiritual. Nos encontramos ante cuatro episodios relevantes: la última Cena e instauración de la eucaristía, la oración en Getsemaní ,el beso de Judas y el prendimiento y la triple negación de Pedro.  

.LA ÚLTIMA CENA. En este ágape se establece la eucaristía, esto es la posibilidad de que el fiel se nutra de la sustancia divina en su doble manifestación: la carne y la sangre de Jesús ya transfigurado y que precisa para su incorporación en lo orgánico del fiel un vehículo: el pan y el vino.

En el vino pervive la naturaleza de la uva pero ya transmutada. En el pan pervive la naturaleza del trigo también transmutada. Para que el vino y el pan existan, han de morir en la forma de uva y trigo. Esta alegoría se revela en las palabras «este es mi cuerpo, esta es mi sangre» adquiriendo un significado trascendental, sobre todo en lo referido a la sangre; sangre que en pocas horas será derramada pero que, mediante la eucaristía, será salvaguardada y a disposición de los que compartan su «cuerpo místico».

Es la asamblea de fieles, constituida como tal, la que tiene acceso a la nutrición de la Gracia de modo colectivo e individual una vez que con la relación con la propia Gracia del Maestro, se ha establecido el vínculo “crístico”. Es en este episodio en donde se muestra la realidad de un cambio espiritual respecto al pasado: se puede crecer en Dios a través de la “nutrición” espiritual ahora activa. La enseñanza sobre este concepto fundamental  de “pan espiritual” se lee en Juan; 6-25.

Esta es la aportación fundamental del cristianismo al patrimonio espiritual del mundo y, por así decirlo, representa un “avance” en lo que respecta a las posibilidades de crecimiento espiritual respecto al pasado. Por otro lado Jesús plantea la revolucionaria idea de relacionarse con Dios a partir de la “filiación”, es decir, una relación entre padre e hijos.  Asimismo, el templo ya no es necesario al igual que no es precisa ninguna intermediación.

Juan añade en su evangelio el lavatorio de pies y la elevación de los discípulos a la condición de amigos. Ambos episodios ponen de relieve ese vínculo que será el que los ponga en condiciones de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés.

LA ORACIÓN EN GETSEMANÍ. Jesús ora mientras Pedro, Juan y Santiago, los tres que recibirán una heredad espiritual específica, duermen. Lo que Jesús hace en plena conciencia, los discípulos lo reciben de modo vegetativo mientras duermen. En este episodio se pone de manifiesto el poder de la oración como forma de plasmar y activar la filiación, el diálogo entre Dios y el hombre. Asimismo, en esa oración, se pone de manifiesto que Jesús solicita al Padre que se cumpla la voluntad de Dios. Esto pone en evidencia la verdadera y máxima dificultad que se presenta antes de los episodios que conducirán a la Resurrección: dejar la voluntad y deseos personales y ponerse, totalmente, en manos de Dios. En este episodio se muestra también que, como le dice Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago, “la carne es flaca” cuando ellos son incapaces de velar con él.

LA TRAICIÓN Y EL BESO DE JUDAS. Jesús es un peligro para las distintas corrientes judías: es blasfemo y no cumple los preceptos de la Torá. Por eso han acusado a Jesús frente a los romanos a los que esperan convencerles de que es un peligro político y social. En el episodio del prendimiento, es Jesús el único que es arrestado; en Juan; 18-8 se lee “..me buscáis a mí, dejad ir a estos”.  La entrega de su cabeza da como resultado, a cambio, la supervivencia de sus discípulos y, con ello, el cumplimiento de la misión de que su mensaje se extienda después de su muerte por el mundo. Pedro, a pesar de sacar una espada y atacar a un soldado- portar armas estaba prohibido por los romanos- no es detenido (Juan; 18-10). El arresto y muerte de Jesús salva a la comunidad que ya ha recibido de él la Gracia nutricia de la eucaristía. Para que todo se cumpla, Judas lleva a cabo su tarea de revelar al Sanedrín dónde y cuándo podían detener a Jesús. Después muere ahorcado según Mateo y por una caída según los Hechos de los Apóstoles. Según se desprende del apócrifo Evangelio de Judas, este actuó obedeciendo a Jesús y guardando en secreto esa orden, supuestamente este hecho tenía como objetivo que con la entrega de Jesús, quedasen libres su familia y discípulos como así ocurrió.

LAS TRES NEGACIONES. Pedro, que ha sacado su espada para defender a su Maestro, en cambio, lo niega una vez, dos veces, tres veces. Cuando se durmió en Getsemaní junto a sus compañeros demostró que la carne es flaca; ahora es su fortaleza la que es débil también. Pero su amor por Jesús y su coraje se pusieron en evidencia en el episodio de la espada y ahora es posible que las negaciones de su relación con Jesús le hayan servido para conservar la vida. Será después de Pentecostés cuando reciba, junto a los demás discípulos, el carisma y la fuerza del Espíritu Santo. Él será el que, a partir de la muerte del Maestro, represente el pilar visible de la iglesia.

Un comentario sobre “JUEVES SANTO

  1. Hola otra vez. Permíteme que haga un par de comentarios a tu fenomenal entrada de hoy.
    El primero es referente al Lavatorio de pies de los apóstoles. Es erróneo pensar que Jesús, lavando los pies a los Doce, los elevó a la condición de amigos, entre otras razones porque los amigos no se lavan los pies unos a otros (salvo en caso de necesidad). Es Él quien se rebaja a la condición, no ya de siervo (podía haber escanciado el vino y ya hubiese actuado como un siervo), sino de esclavo, porque la humillante tarea de lavar los pies a un comensal estaba reservada a los esclavos.
    El otro asunto es que creo que olvidas es el (al menos para mí, claro) definitivo y casi violento «sorpasso» del Cristianismo con respecto a otras religiones. Jesús ya no dice amaos los unos a los otros (como antes Él mismo dijo, y dicen de una u otra forma todas las religiones (incluida la judaica ya en el Levítico), es que ahora nos dice que nos amemos, nada menos que como Él, que es Dios, nos ha amado. Eso, como digo, es definitivo en el Cristianismo. No solo eso, sino que el mismo Jesús, consciente de que eso hace a los futuros cristianos deferentes de los que en otras religiones manejan criterios simplemente éticos , remata diciendo que;. «En esto conocerán todos que sois mis discípulos». Según esto, nadie ama a su prójimo como lo hace un cristiano.
    Gracias.

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