RITUAL

RITUAL

Ningún ritual es capaz, por sí mismo, de transmitir ninguna iniciación. Es solo un instrumento que, bien utilizado, puede proporcionar un marco favorable en el proceso de transmisión, pero que por sí mismo carece de valor. Toda iniciación se establece de persona a persona y un ritual es solo el  medio. Valga la comparación con un teléfono: son dos los que hablan a través de un instrumento, pero el instrumento solo no es capaz de hacerlo.

Igualmente es evidente que quien nada tiene, nada puede dar. La iniciación es una transmisión entre maestro y discípulo. Al ser una transmisión de naturaleza espiritual es evidente que el que la transmite ha de estar en posesión de “algo”. Si no es así, un ritual de iniciación es solo una ceremonia más menos elaborada y que, en el mejor de los casos, será capaz de generar en la persona que lo recibe un posible impacto emocional e intelectual. En lo que se refiere a una iniciación real en la que haya una transmisión espiritual, justamente no se precisa ningún tipo de ritual complejo ni ninguna teatralización elaborada. Si algo define una iniciación es la sencillez.

Obviamente se entiende como maestro a alguien que ya ha alcanzado esa “estación” espiritual: es un estado. Cuanta más alta es la estación espiritual de un maestro, más potente será la transmisión. Dentro de la maestría también hay niveles. Un maestro no significa ni que tenga discípulos ni que tenga la función de guía sino que participe de la gracia inherente a ese estado espiritual. En esa transmisión tenemos la presencia física del iniciador y del iniciado y, por parte del maestro participan su palabra, su aliento, su mano y su ojo. Cualquier maestro, por estar vivo, transmite de modo natural su “baraka” o gracia, o como queramos llamarla, aunque, ciertamente, esta será incrementada cuando la situación o la necesidad lo precisen.  Asimismo, un maestro está por definición inserto en la Tradición y en su cadena de transmisión. Un maestro real, inserto en esa cadena, es susceptible de transmitir en la iniciación ese “algo” vinculado a su estación espiritual a pesar de que su nivel de maestría sea aun bajo pues cuenta con el soporte y el aval de la Tradición; así, la potencia de su legado estará relacionada con la potencia de quien lo recibió y con su propio crecimiento espiritual. A su vez, debe de contar con la autorización para ello por parte de la jerarquía de esa cadena de transmisión.

Por parte del que lo recibe es necesaria, además de su presencia física ante el iniciador- cara a cara, respiración frente a respiración, piel con piel y ojo sobre ojo- que tenga una cierta madurez espiritual, un nivel básico de comprensión y unas dosis de generosidad frente a sí mismo además de su propia inocencia. Ha de tener el deseo de recibirla en total libertad y ser capaz de comprender y asumir la responsabilidad y compromiso que lleva aparejada.

La iniciación no provoca un cambio ni súbito ni espectacular en cuanto a posibles asociaciones con lo fenoménico o con adquisición de “poderes”; al contrario, la iniciación pone “los pies en el suelo” a quien la recibe. El efecto de la iniciación está fuera del alcance de la percepción anclada en la sensorialidad. Si es real, significa el inicio de un proceso; justamente una de las características de ese proceso es que, poco a poco, hace que la fantasía se desvanezca y que también, poco a poco, la persona se vaya vinculando a lo más evidente, a lo más natural, a aquello que está a su alcance y que, por tanto, le es accesible. Para definir este proceso podemos compararlo con plantar una semilla, o mejor, despertarla si está lista para ello y habita en una “tierra” fértil y madura. Esa semilla deberá ser nutrida y cuidada; así, poco a poco crecerá y dará su fruto. Ese fruto debido a su delicadeza y vulnerabilidad inicial deberá ser protegido y, por tanto, está alejado tanto del intelecto como de la sensorialidad que, en cambio, intentarán vincularse lo más posible a algo de lo que aún no participan. Esta será una de las dificultades de los primeros estadios de la Vía junto a la mencionada disolución de la fantasía y, en cambio, aparecerá el beneficioso fortalecimiento de otras estructuras necesarias para que el proceso continúe, incluido el uso de la inteligencia entendida como el procedimiento natural de acceso a las cosas sin que se produzcan las distorsiones  originadas por el intelecto y sus limitaciones.

Un comentario sobre “RITUAL

  1. Este artículo es uno de los que mas me ha gustado. Bien describes la iniciación y ¡cuantas veces el significado se pierde en el ritual.! Y ese final me ha encantado. Gracias.

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