MAESTROS “INVISIBLES”
Sí, es cierto que existen “maestros” que no participan de la experiencia de la carne. Y si su función de servicio está vinculada al ser humano, su actividad está presente en el mundo aunque, naturalmente, esta participación obedece a lo que se requiere hacer en cada momento según el propósito divino y no como respuesta a las apetencias o demandas humanas. Así mismo, su trabajo está dentro del marco de la Tradición y en coordinación, apoyo y servicio con la jerarquía espiritual viva en el planeta. Como es lógico, estos maestros o fuerzas están al servicio de Dios. Dado que la mayoría de los maestros vivos de la jerarquía espiritual del planeta permanece en el más absoluto anonimato, más aún lo están estas fuerzas si bien ese contacto es permanente entre ambos ámbitos, visible e invisible, especialmente cuando se necesita. Obviamente carece de ningún sentido que estas fuerzas necesitaran establecer otros tipo de contacto con personas inmaduras, aun dormidas a lo “real” o que están alejadas de una comprensión mínima necesaria y, lo que es peor, que a esas personas pudiera provocarlas problemas mentales al no estar preparadas para tal experiencia. Ya es sabido que el solo deseo, intento o creencia de llevar a cabo dichos contactos, genera en muchas personas patologías mentales o trastornos de personalidad. No sería ni sencillo ni, sobre todo, eficaz; además solo lo igual reconoce lo igual y ese contacto requeriría un enorme esfuerzo solo para establecer unas condiciones básicas para el contacto en términos psicológicos, energéticos, mentales y espirituales. Por tanto es lógico y coherente que ese contacto se establezca dentro del marco de la Tradición y de maestro a maestro en función de una operatividad y bajo la mirada y voluntad divinas. Precisamente el disponer de la vida física, hace que un maestro pueda aportar en el plano orgánico sus cualidades en términos activos como a través de su palabra, respiración, energía, etc.; es decir, algo más que meros discursos, si bien sus discursos- si es que los dan- muestran su nivel.
En cuanto a la otra pregunta, basta con ver el fruto de esos “contactos” o canalizaciones con “seres superiores” para ver su propio nivel y, sobre todo su inutilidad. Dado que no pueden aportar lo anteriormente mencionado en el plano de lo físico todo lo que aportan son discursos que nos llegan a través de terceros y que, por si fuera poco, o son copias de otros, o son mezclas de ideas tomadas allí y allá , que muestran un bajo nivel intelectual y espiritual y, sobre todo, que no aportan nada a lo ya dicho por maestros vivos ¿Para qué sirven sus discursos ante la potencia de sabiduría de muchas personas que habitan o que han habitado en nuestro plano? La pregunta se responde sola. La presencia de la enorme obra de maestros vivos, del pasado y el presente, anula y desmiente estos pretendidos contactos. Sin necesidad de mencionar a Buda, Jesús o Mahoma, tenemos a Santa Teresa, Ibn Arabi, Maimónides, Sankara, Ramana, meister Eckart, Fattar, Lao Tse, Bodhidarma, Plotino, Huineng, Patanjali, Krishnamurti… ; la obra de solo uno de ellos, y la lista podría ser enorme, está a una altura que estos supuestos “maestros” se muestran incapaces de alcanzar ni por asomo. Si un “maestro” de otra dimensión habla, al menos se espera que diga algo que esté a la altura de esa condición y además se espera también a que se refiera a algo a lo que no se tenga acceso aquí en la herencia que ya nos han dejado los antes mencionados. Herencia que, a todas luces, es de un nivel muy superior a los discursos de esos pretendidos “maestros”.
¿Qué sentido tiene que estos “maestros” comuniquen cosas que no solo no elevan el nivel de lo que tenemos sino que, muchas veces lo rebajan? De hecho, muchas de estas canalizaciones son malas copias de ideas y conceptos ya conocidos, y que habitualmente son mezclados sin ningún sentido ofreciendo un “producto” que, nacido de la confusión solo puede generar confusión. Tampoco me parece de valor el argumento de que estas obras “canalizadas” ponen a disposición ideas más sencillas y fáciles o “más digeribles”. Esto implica la aceptación de un procedimiento que traiciona la propia naturaleza del conocimiento que nos exige empezar a subir a su altura y no bajarlo a un nivel en el que me sea más fácil y cómodo su acceso. El bajo rango intelectual, filosófico y, sobre todo espiritual (no confundir espiritual con moral) de estas obras y mensajes canalizados pone en evidencia la falsedad de su origen (supongo que a veces bien intencionado) y, repito, su propia inutilidad provocada por su bajo nivel. Como dice un dicho taoísta: “Si comparamos un jade con una guijarro, el guijarro pierde”. Teniendo jades no nos hacen falta guijarros. En realidad estos “contactos” son la cara de la ignorancia y de la confusión pero es bien cierto que distinguir entre la piedra y el jade ya representa un primer paso en la vía espiritual que muchas personas todavía no han dado pero que en cambio, en términos positivos, les da la posibilidad de hacerlo al discernir y elegir entre ambos y a muchas personas las ha servido y las sirve como puerta para iniciar una verdadera aventura espiritual si tienen un auténtico y sincero deseo de hacerlo y están preparados para ello.
Hola buenas tardes,
Sé que este lugar no és para este fin,
pero estoy muy interesado en un libro del autor Sebastian Vazquez el título del cual és:
Las enseñanzas de la tradición original.
¿Cómo podria conseguir una cópia?
Lo he estado buscando en las librerias,pero no lo he encontrado porque está descatalogado.
Grácias.
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