DÉNDERA Y HORSOMTUS
Recién llegado de las necesarias vacaciones, y dado que si Dios quiere en breve estaré allí con un pequeño grupo de personas, paso a responder una pregunta sobre el asunto de las presuntas “bombillas” de las criptas de Déndera. Todo viajero a Egipto que haya visitado este maravilloso templo, seguramente haya descendido a las criptas que son visitables y se habrá encontrado con esta representación que, sorprendentemente, en ciertos círculos de la nueva era aún se afirma que son prueba del uso de la energía eléctrica por parte de los egipcios.
Un pequeño interés sobre el conocimiento de sus dioses y simbología nos da respuesta. La pretendida “bombilla” muestra con claridad meridiana que es un loto del que surge una serpiente y esta es la representación del neter Horsomtus, una de las muchas formas de Horus, o sea, la luz. Esta deidad se representa comúnmente como un niño (inocencia) que nace de un loto y otras veces se muestra como una serpiente saliendo también de un loto, como en Déndera. Ese niño se representa con la doble corona y lleva los cetros faraónicos dando a entender su “condición real”. Por si esto no fuese suficientemente claro vemos que esa “bombilla” está sostenida por el pilar djed o columna de Osiris. Ambas simbologías tienen un profundo significado esotérico y espiritual vinculado a los ritos iniciáticos de Horus que se celebraban en Dendera. Brevemente puedo decir que muestra el vínculo entre la luz, el perfume del loto, la inocencia y la respiración. Por así decirlo, representa una luz “que huele bien” y de naturaleza real que tiene el perfume de los dioses; es esa luz “perfumada” la que el ba del difunto deberá llevar en su corazón ib a la ceremonia de la pesada del corazón en el juicio de Osiris.
Es la chispa-semilla de luz solar de Ra presente en todo ser humano ya transmutada en una luz-sustancia celeste que los dioses reconocen por su singular resplandor y su aroma. Al igual que el loto azul desprende su aroma cuando le toca el primer rayo solar.
El nombre de Horsomtus muestra: el jeroglífico del halcón-Horus (luz), el de “eterno”(inmortalidad) y el de la tráquea y los pulmones (respiración). Por decirlo de algún modo, representa ese tipo de luz susceptible de ser ya respirada- de ahí su perfume- por los inocentes que ya han sido coronados. A estos, Horus los reconoce como un igual, y pueden convertirse en eternos y “luminosos”, estos son los compañeros de Horus o Semsu Hor.
Es lástima que la enorme grandeza de conocimiento metafísico y espiritual lleno de sutileza y belleza de los antiguos egipcios, quede reducido a un patético y torpe esfuerzo de encontrar en su cultura elementos que se puedan identificar con los nuestros, especialmente con los tecnológicos.
De ahí salen tanques y helicópteros en Abydos, bombillas en Déndera, rayos laser para las tumbas y ovnis para construir pirámides. Antes o después algún fervoroso new age encontrará la representación de un móvil o una consola de videojuegos en algún templo o tumba. En fin, si el sabio Ptahhotep levantara la cabeza seguramente diría que es el signo de los tiempos, tiempos en los que“vencen los que maldicen, los ávidos y los ignorantes”.
Aprovecho estas líneas para comunicar que en breve publicaré el primer texto de tres que estoy escribiendo sobre el antiguo Egipto y en los que mostraré aspectos muy poco conocidos o, en mi opinión, mal explicados del conocimiento egipcio, sobre todo en lo referente a su esoterismo, visión trascendente y sabiduría espiritual y que antes no había tratado, o solo de un modo muy somero, ni en mis cursos ni en los viajes. Trataré las distintas iniciaciones, la relación de los templos con sus respectivas ceremonias iniciáticas, el heka (magia), los nueve cuerpos de luz y todo el proceso post mortem en detalle, también los jeroglíficos y simbología y, cómo no, los neteru. En el próximo viaje a Egipto ya empezaré a explicar este otro nivel de su enseñanza que confío sea especialmente provechoso para los ya familiarizados con las bases y el contexto filosófico y espiritual del antiguo Egipto.
que maravilla, me parece fascinante el lado esotérico de
Egipto
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