LA INMACULADA
A la hora de construir la elaboraba teología del cristianismo triunfante que opta por adoptar la idea judía del pecado original y eliminar la idea de la preexistencia de las almas, se hizo necesario establecer la excepción de María respecto a ese pecado original y así triunfó la tesis de la Inmaculada Concepción que determinó su nacimiento libre de pecado. A pesar de que esta doctrina tuvo arraigo desde épocas muy tempranas, lo cierto es que el dogma católico fue proclamado tardíamente en 1854 por Pío IX.
Independientemente de la concepción de María lo cierto es que el propio término de Inmaculada nos refiere a su significado de “sin mácula”. Curiosamente esta condición de “sin mácula” la encontramos después en el Profeta Muhhamed. En ambos casos, dicha condición inmaculada es previa a la aparición del arcángel Gabriel en sus vidas; a ella le anuncia la llegada del Verbo a su vientre; a él le anuncia que va a ser depositario de la Revelación; en ambos casos se hace imprescindible que esa llegada encuentre un receptáculo puro, inmaculado.
En la tradición islámica es conocido el episodio protagonizado por el Profeta cuando era niño y que reproduzco de la edición y traducción de Andrés Guijarro de El Corán, concretamente de su introducción. El episodio es narrado por su madre adoptiva Halima cuando Muhammed vivía con una familia beduina que lo adoptó y después según contó el mismo Profeta.
«Un día […] cuando él y mi hijo estaban con las ovejas detrás de las tiendas, mi hijo vino a nosotros corriendo y dijo: “¡Dos hombres vestidos de blanco se han llevado a mi hermano qurayshí*, lo han tumbado, le han abierto el pecho y están hurgando en él con sus manos!”. Su padre y yo fuimos donde estaban y lo encontramos de pie, pero su cara estaba muy pálida.»
*Se refiere a Mohammed que era de esa tribu.
En años posteriores, el mismo Profeta describiría el acontecimiento más detalladamente: «Mientras vigilaba a los corderos pastando vi aparecer dos formas blancas que tomé al principio por dos pájaros grandes. Luego, estas formas se acercaron rápidamente y comprendí mi error: eran dos hombres vestidos con túnicas de un blanco cegador. Uno dijo al otro señalándome: “¿Es él?”. “Sí, es él”, respondió el otro. Mientras estaba inmovilizado por el miedo me cogieron con fuerza y me tumbaron suavemente en el suelo. Uno de ellos me abrió desde el pecho hasta debajo del ombligo. Yo veía lo que hacían, pero no sentía ningún dolor. Sacó mis entrañas y las lavó con mucho cuidado con la nieve que traían, devolviéndolas después a su lugar. Otro introdujo sus manos en mi pecho y sacó el corazón, mientras yo miraba. Lo abrió y sacó de él un coágulo negro y lo tiró lejos. Después, no sé cómo sacó un sello de luz que arrebataba la visión a quien lo mirase, y con él marcó mi corazón. Me devolvió el corazón a su sitio y durante mucho tiempo seguí sintiendo el frescor de ese sello. Se levantó un tercero y ordenó a sus compañeros que se apartaran, puso su mano en mi pecho y la herida cicatrizó. Me cogió de la mano y suavemente me puso en pie. […] Los tres me abrazaron y me besaron en la frente y entre los ojos, y me dijeron: “Amado, no temas nada. Si supieras todo el bien que se te desea se te alegrarían los ojos”.»
Años después, en la cueva de Hira en la montaña de Jabal al Nur o Montaña de la Luz cerca de la Meca, a los cuarenta años de edad Mohammed recibe la primera visita del arcángel Gabriel que le dice:”recita”. Así comienza la Revelación.
Mucho antes, también Gabriel; cuyo nombre significa el “poder de Dios”, se aparece a una jovencita y la saluda: “Salve María, llena de Gracia, el Señor está contigo” y le anuncia que será madre. También anuncia: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo se posará sobre ti” a lo que ella contesta con una frase absolutamente conmovedora: “Soy esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Dos episodios en los que el Misterio de Dios se muestra por su voluntad y designios que modificaron la historia de la Humanidad y que revelan una enseñanza gigantesca llena de profundos significados.
Gracias
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